Preguntas Frecuentes

Las preguntas más frecuentes de nuestros clientes

No existe un mínimo como tampoco un máximo.

El monto a invertir está relacionado con el tipo de propiedad que se ofrece en garantía. Generalmente, el monto a invertir equivale al 50 % del valor de la propiedad. Por ejemplo, si usted cuenta con $ 30,000 para invertir, las propiedades a las cuales puede prestarle rondan entre $60,000 a $ 90,000 (50% del valor, en el caso de $ 60,000). De acuerdo con esos montos, podríamos valorar un lote o una casa de clase media baja.

No obstante, si usted coloca $ 75,000 o más, puede aspirar a propiedades cuyo precio oscile de los $140,000 a menos de $ 200,000, de conformidad con un mercado de casas de clase media alta.

Con este ejemplo, es posible definir los diferentes escenarios según la disponibilidad de sus fondos. Otro punto a considerar es cuántos clientes se aspira a tener. No es lo mismo contar con 10 préstamos de $10,000 que con un préstamo de $100,000.

Diez clientes ciertamente diluye el riesgo pero aumentan los posibles dolores de cabeza, por otra parte tener 1 cliente por $100,000 no necesariamente signifique un mayor riesgo, ya que si se hace bien el análisis podemos estar ante un negocio seguro y con menos dolores de cabeza.

Absolutamente nada. La forma como se estructura la correduría hipotecaria es equivalente a la de un banco: se aprueba un préstamo por un monto determinado y, a la hora de formalizar, se deduce todos los gastos legales, gubernamentales, pólizas y comisiones del monto neto que el solicitante va a recibir. Por ejemplo, si se disponen $ 100,000 en préstamo aprobado, la escritura de crédito será firmada por ese monto, sin embargo, el beneficiario de este dinero recibirá $ 90,000 una vez sean rebajados todos los gastos relacionados, los cuales fueron previamente aceptados.

Al igual que un banco, el préstamo se otorga poniendo a responder un bien inmueble (casa, lote, local comercial, etc.), el cual equivale hasta un 50% del valor estimado. De esta manera, aunque no podemos garantizarle que el deudor vaya a honrar su deuda, sí es viable minimizar que no cumpla, al garantizar que la relación de lo prestado cubra dos veces el monto proporcionado.

En Costa Rica contamos con un excelente servicio de registro de bienes inmuebles, por lo tanto, la figura por excelencia es la hipoteca convencional, la cual queda inscrita en el registro público. En algunas ocasiones y acorde con el tipo de negocio, se puede emprender préstamos bajo la figura del fideicomiso. En esta figura, el bien se traspasa a un tercero imparcial que administrará y será dueño en calidad de fiduciario de la propiedad hasta que se cancele la deuda y sea devuelta a su dueño o, en caso de un no pago, sea traspasada a quien prestó los fondos. Ambas herramientas guardan sus virtudes y hay que saber cuándo pueden ser de su beneficio.

Las tasas de crédito privado son fijas y negociadas previo a la formalización. Durante el plazo y con base en algún acuerdo, pueden variar, pero todo se centrará en el marco de una negociación previa, esto ayuda a proyectar las ganancias que el negocio va a representar. Ahora bien, el mercado privado tiene ciertos parámetros bajo los cuales se han manejado los prestamistas a través de los años, en este sentido, las tasas de colocación van a oscilar, en el caso de dólares, entre un 12 % a un 18 % anual (1 % a 1,5 % mensual, según cada caso) y, en colones, entre un 24 % a un 36 % anual (2 % a 3 % mensual).

¿Cómo saber a qué tasa colocar el dinero? Esta es una pregunta que solo usted puede responder. Le recomendamos manejar sus colocaciones en la banda baja para no solo ayudar a su cliente deudor a poder pagar, sino también a poder competir menos en el mercado y obtener los negocios más apetecidos, garantizándose un menor riesgo. ¿Está usted dispuesto a arriesgar su capital? Seguramente no, por eso se requiere buscar un balance entre ser rentable y ser realista.

Con esto no quiere decir que prestar en la banda alta de colocación va a traer consigo negocios malos, simplemente quien lo haga debe estar más abierto a realizar procesos de cobro y eventuales adjudicaciones o a firmar negocios en los cuales las garantías no sea tan líquidas como en los casos en que las tasas son más accesibles.

Sí. Sin embargo, recomendamos recurrir a abogados con experiencia en el campo. Respetamos la firma legal con la que usted que trabaje, no obstante, contamos con algunos abogados que podemos recomendarle. Recuerde que, al igual que un médico, en temas legales hay varias especialidades y, a pesar de que alguien pueda pensar que el contrato de crédito es estándar, pregúntese, ¿pondría su seguridad jurídica en manos de una persona sin experiencia?

Costa Rica es un país donde la banca no es tan ágil como en otras latitudes, un proceso exitoso de crédito puede tomar 90 días y se deben presentar muchos documentos para obtener el préstamo. Además, el sistema bancario limita la gran mayoría de préstamos solo para:

Compra de vivienda
Compra de lote
Compra de lote y construcción

Con esto queda desatendido en gran medida el acceso a crédito para emprendedurismo, crédito para emergencias médicas o cualquier otra necesidad de dinero de una manera pronta y segura.

Debido a lo anterior, un préstamo privado puede formalizarse de 24 a 48 horas después de ser aprobado por usted. Esta agilidad premia a la inversión y por eso se puede cobrar mayores tasas.

No necesariamente. Los prestamos privados, al ser muy ágiles y no ser fiscalizados, abren las puertas a que el deudor pueda acceder a fondos de una manera rápida para cualquier actividad comercial productiva, asimismo, la tasa de interés mayor no es más que un costo, el cual traslada a su producto. Ahora bien, a pesar de que existen quienes tienen manchado su crédito por alguna situación y no pueden acceder a un préstamo en la banca formal, no precisamente son malos pagadores. De todos modos, aunque existan muchas personas que están en una situación financiera difícil, es posible decidir a quién prestar. Considere que se puede prestar a un mal pagador siempre y cuando se cuente con la holgura necesaria al realizar el préstamo.